1976: Desaparición de las pesetas
El 12 de diciembre de 1976 se llegó a un acuerdo nunca visto, con el beneplácito del Ayuntamiento de Barcelona y la Federación de Asociaciones de Vecinos y Amigos de la Ciudad. Debido a los graves problemas de escasead de monedas de pesetas: la Compañía comunicó que a partir de ese día los billetes se entregarían con el pago de 10 pesetas -aunque costaba 9 ptas- y que esos billetes tendrían un valor de reembolso de una peseta por unidad. 
Los billetes se podían cambiar por pesetas a través de correo certificado y en las oficinas de Relaciones Públicas:
- Rda. Sant Pau. 43,
 - Viladomat, 4,
 - Avda. Borbón. 12,
 - Luchana, 102,
 - Pl. Catalunya
 
y cabinas de Vigilantes:
- Pl. Catalunya (frene Banco Central),
 - Pl. Orfila,
 - Barceloneta (final de autobuses),
 - Zona Universitària,
 - Plaça Tetuan,
 - Plaça Lluchmajor).
 
Era una medida provisional hasta no se adoptara una nueva modalidad de cobro por canceladoras y tarjetas multiviaje, que se preveía que fuera antes del 1 de abril de 1977 (en realidad llegó las tarjetas en noviembre de 1978).
A los pocos días, los Bancos y Cajas también se ofrecieron para realizar estas operaciones de reembolso de pesetas.
Estos reembolsos provocó la "pillería" de la gente que recogía los billetes del suelo y papeleras para que se le cambiaran por una peseta.
Corre el rumor que la desaparición de las "rubia" (que era el nombre en que popularmente se le conocía a las pesetas) fue debido a que una empresa del Pais Vasco se quedó con casi todas, debido a que las utilizaba como material de fundición y que al cambio le era mejor comprar pesetas como materia prima. El duro no tenía ningún valor "material", solo las pesetas, que fue las que desaparecieron.